Cuando la ética va más allá de la ley


Situaciones de “áreas grises” se presentan día a día, las cuales no significan que pueden  ser justificables sólo porque hay leyes que las amparan, sino que pueden originar discrepancias aún más allá entre lo que se debería o no hacer, ¿Cómo saberlo?. 
Una situación de área gris se presentó luego del descubrimiento del  fraude cometido por Alves Dos Reis, después de largos periodos de sospechas y continuas investigaciones para encontrar la explicación de cómo el banco de Angola y la Metrópoli, creado por Dos Reis, creció tan rápido dando préstamos de bajos intereses y sin recibir casi depósitos; situación crítica que las autoridades portuguesas tuvieron que enfrentar. Dar a conocer el descubrimiento de tan funesto evento al mundo sin duda fue ético porque se denunciaron prácticas ilegales que engañaban a la sociedad, pero ¿siempre pensaron que era lo correcto?. Un banco tan importante  tenía que declarar sobre la situación descubierta y junto con las autoridades portuguesas tomar medidas para culpar inmediatamente  a las personas implicadas. 
Asimismo, tomar la difícil decisión de encontrar y eliminar los miles de billetes duplicados. Las leyes respaldaban la decisión de persecución a los investigados para que una vez sentenciados paguen por sus delitos y de aceleración el proceso de retirada de los billetes que se encontraban ya en circulación, pero el dilema ético surgió luego, ya que ello conllevaría a una crisis política y económica inminente. A pesar de que se sabía que iniciar los procesos de investigación y retirar los billetes del mercado generaría una gran inestabilidad económica, se decidió por hacer lo que se creyó que estaba bien: castigar a los culpables y operar en un ámbito económico legal cancelando inmediatamente los billetes falsificados.
 Luego del crimen descubierto y de que la sentencia dictaminara veinte años de prisión al conocido como uno de los fraudulentos más grandes de todos los tiempos, Alves Dos Reis,  su salida originó otra situación de “área gris”. Se le ofreció un puesto de empleado bancario, el cual rechazó. La persona que le ofertó el empleo pudo haberse encontrado ante un “área gris” por el supuesto de que el ofrecimiento fue totalmente legal, ya que el controversial personaje se encontraba libre y gozaba de todos los derechos que su país le ofrecía. Pero ello pudo haber originado un dilema ético, ¿Fue correcto  brindarle un puesto bancario a la persona que injustificadamente se enriqueció producto del engaño y la falsificación de miles de billetes con la ayuda de importantes contactos?. 
Por un lado, el ofrecimiento puede ser argumentado ya que luego de cometer un delito, toda persona tiene derecho  al arrepentimiento. Asimismo, es indudable que sus tan reconocidas habilidades en el sector bancario aún resalten, lo cual conllevaría a que su desempeño laboral traiga consigo grandes beneficios. Sin embargo, qué certeza pudo  existir de que sus ansias por el fácil e ilícito lucro no vuelvan a resurgir pudiendo cometer así delitos que como trabajador bancario le sería mucho más factible ejecutar debido a la accesibilidad que se tiene. 
Además, su ingreso  pudo haber conllevado a la disminución de la confianza que los clientes de la entidad bancaria depositaron  debido a la incertidumbre incontrolable sobre los futuros acontecimientos.

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